Empecé a usar mi nombre como marca cuando me di cuenta de que podía
transmitir con mi propio nombre, mi naturaleza profesional resumiéndolo con
solo dos palabras “Ángel Román” (www.angelroman.net). La intención final
es que se reconozca, tanto mi figura profesional como mi nombre, dentro y fuera
de las redes sociales.
Con tantos nombres y tan buenos profesiones era necesario para mí
diferenciarme de todos los demás. Usar la marca personal me permite
posicionarme en la mente de los demás para que me tengan en cuenta en un
proyecto, un trabajo o simplemente una opinión.
Es potenciar el nombre con una intención de gestionar una reputación y con la capacidad de crear un valor para representar la credibilidad de tus propios valores a través de tu profesionalidad. En concreto, en mi marca personal, es dar valor a lo intangible como medida de diferenciación de la competencia. Y lo logro gracias a la puesta en práctica de la creatividad, la innovación y las nuevas tecnologías en todo lo que realizo, donde se puede resumir con una excelente frase de Nicholas Negroponte “Donde las personas y los bits se encuentran”.
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